Raza Inmortal A 61 años de expediciones


Por El Nacional 20/06/2020 El país conmemora en estos días el 61 aniversario de las expediciones libertarias del 14 y 19 junio de 1959, en que 153 patriotas, 22 cubanos, 13 venezolanos, cinco boricuas, dos norteamericanos, dos españoles y un nicaragüense, al irrumpir por Constanza el 14 y Estero Hondo y Maimón el 19, produjeron el trueno que despertó las aletargadas conciencias con la tiranía que padecía el país entonces por 29 años.
País de memoria convencional, país que en el momento más inesperado estalla en iras terribles, como el 29 de julio de 1899, este 14 y 19 de junio 1959, y el 30 de mayo de 1961, intercambia esos estallidos con modorras y letargos que penetran las densidades del misterio y el enigma, país insólito, insistía diario a sus contertulios Manuel Arturo Peña Batlle, país de las viceversas, precisaba Félix María Del Monte, lumbrera de la Primera República, cortejado por la previdencia, que lo libera de sus desgracias, conduciendo el carro del destino nacional.A la distancia de 61 años, cuando conforme al Censo Poblacional un 75% de dominicanos cuenta con menos de 50 años, de ninguna manera se justifica el olvido por no vivir la trascendencia de las expediciones gloriosas de junio de 1959, que iniciaron el ciclo disolvente de la más trágica, sangrienta y rapaz tiranía que registran los anales criollos y latinoamericanos liderada por el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo.
Tampoco olvidar la primera gran gesta nacional de la Independencia transcurrida hace 176 años o la gesta Restauradora hace 167 años, ni los magnicidios de Lilís, ni El Benefactor de la Patria Nueva, porque en este caso no se trata de años, sino de vivencia patriótica, sabiéndose que quien no quiere a su patria no quiere a nada, porque la patria es la prótesis de la gran familia nacional.
Vale y es preciso consignar este introito, reiterado como un dogma de la nacionalidad dominicana, justificador de la epopeya de la Raza Inmortal, con vigencia eterna, no importa que los gobernantes posteriores a su gesto heroico, sublime y desprendido de normativas inicuas, no hayan recogido la tizona de su mínimo programa de gobierno, luego de 61 años de turbulencias políticas de un golpe de Estado al primer gobierno democrático post-Trujillo y una guerra civil que debió impedir Juan Bosch.
La gesta de la Raza Inmortal resultó un descalabro militar porque en el país no existía una organización ciudadana secundadora de la odisea expedicionaria, y la población temblaba de pavor como hojas al viento, por el Estado policial que disuadía los conciliábulos que urdieran la conspiración y el magnicidio.
Fue el trueno de la irrupción de la Raza Inmortal que despertó las aletargadas conciencias ciudadanas y secundar la epopeya que inició el ocaso de la era oprobiosa que aniquiló la disidencia, dispersó el terror, auspició exiliados, cavó sepulturas opositoras y las sombras de las tinieblas ciudadanas malograron la democracia.
Prueba del valor inconmensurable de la epopeya de junio de 1959 fue que seis meses después, enero de 1960, estalló la conspiración más numerosa contra la tiranía, once meses luego el martirologio de Patria, María Teresa y Minerva Mirabal, y al final seis meses después, un grupo de corajudos produjo el magnicidio del tirano con una ligera llovizna de plomo y un charco de sangre.
Esa redentora cronología de sucesos estelares que marcaron el final de la tiranía más sangrienta y rapaz de nuestra historia, superada en ignominia a todas las referidas por la historia de América Latina, fue inequívoca consecuencia del arrojo homérico de la Raza Inmortal, que apenas las generaciones actuales reconocen, valoran, exaltan y honran, cuando todos son, y somos, causahabientes de su invaluable sacrificio, porque todos sabían que venían a morir, y ahí reside la doble ponderación de su noble acción libertaria.
Honrar, honra, postuló José Martí, y la memoria inmortal, como un tatuaje emocional de la Raza Inmortal en la conciencia nacional, además del monumento consagrado a su gesta en el Centro de los Héroes, debiera repetirse en Maimón y Estero Hondo con réplicas de las lanchas Carmen Elsa y Timina, y en Constanza del avión DC9 en el aeropuerto de la villa.
¡Loor, recuerdo, honra, imitación y exaltación por siempre a la Raza Inmortal, porque su gesto glorioso inició las reseñadas coordenadas que culminaron con la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo que por 31 años masacró a su pueblo!.
Por: UBI RIVAS ubirivas30@gmail.com